14 May ¿Por qué no puedo disfrutar siendo madre o padre?
Salud mental y maternidad.
La salud mental es un predictor clave de nuestra felicidad y salud física que definirá cómo será nuestra vida emocional, nuestras relaciones y desarrollo laboral entre muchos otros ámbitos de tu vida.
Ahora bien, hay periodos de nuestra vida en los que nuestra salud mental se ve más expuesta y vulnerable, por tanto será clave que en esos periodos podamos tener la determinación de tomar la ayuda profesional pertinente y oportuna.
El periodo de embarazo, y el periodo de cuidado y crianza de un hijo o más hijos es uno de estos momentos. Y en Chile, aproximadamente 2 de cada 5 mujeres tras ser madre presentan sintomatología ansiosa y una de 1 de cada 5 presenta síntomas depresivos (Coo et al., 2021), por tanto es fundamental actuar a tiempo si te sientes sobrepasada por las exigencias de este periodo, si tiendes a sentirte triste y sin energías por más de dos semanas, o si presentas crisis de angustia, llanto, irritabilidad, o pánico.
Cansancio, agobio, desborde emocional y soledad.
Si miramos nuestro contexto- dadas las características del estilo de crianza que hasta ahora hemos recibido las personas y la mirada que tiene hoy la sociedad de los niños – los adultos no solemos tener una saludable relación, comprensión y gestión de nuestros estados emocionales. Y esto hace que inconscientemente tendamos a reprimirlos, evadirlos o que seamos consumidos por ellos. Por tanto cuando tenemos en casa a uno o más bebés o niños que permanentemente nos llevan a conectar sentimientos que nos son difíciles y no sabemos tolerar ni calmar, es probable que terminemos desbordándonos, endureciéndonos o refugiándonos en evasivas, y es usual que necesitemos buscar ayuda y trabajar en nuestra inteligencia emocional.
Es importante considerar que si además de lo antes dicho, llevas esta etapa en soledad y sin la compañía de personas con las que te sientas comprendida, contenida emocionalmente, apapachada, y con quienes además puedas compartir las tareas prácticas y domésticas que surgen en este periodo, las probabilidades de que te sientas sobrepasada y de que tu salud mental se vea afectada aumentan considerablemente. Sumado al encierro y aislamiento social que producto de las tareas de cuidado aumenta en considerablemente en algunos periodos como el invierno y la primavera por las enfermedades respiratorias.
Si tienes un bebé de menos de nueve meses o un hijo que tiene dificultades para conciliar el sueño, puede que la deprivación de sueño sea un factor importante también que esté afectando tu salud mental, pues ya sabemos que el descanso es una condición necesaria y vital para restablecer nuestra energía y tener una buena salud física y mental.
Sentimientos de culpa, expectativas rotas, duelos, comparación y cambios en tu identidad.
La culpa y la sensación de “expectativas rotas” en esta etapa suelen ser difíciles e incansables compañeras. El querer hacerlo mejor constantemente o sentir que debes dar más de lo que estás dando, sumada a la sorpresa de que esta etapa, la reacción de tus familiares/pareja, y la forma de ser de tu hijo no esté siendo como lo soñaste e imaginaste suelen generar un duelo importante en este periodo y es importante que estés muy atenta a la intensidad y frecuencia de estos sentimientos en ti, pues son un indicador clave de tu salud mental y de que necesitas ayuda profesional.
La tendencia a comparar tu experiencia con la de otras personas, y a juzgar constantemente tu propia forma de actuar, y la de tu hijo y familia puede que se haga presente fuertemente en esta etapa. Así también como el sentirte bombardeada y dar “demasiada” importancia a las opiniones, consejos o juicios que otras personas hacen sobre la manera en que como familia -y por el bien de tu hijo- hacen las cosas. En este sentido si tienes alguna duda puntual respecto a si lo están haciendo bien, es mejor que la canalices consultado con un especialista para que puedas quedarte tranquila y no dar tanto espacio a estas tendencias o prácticas que suelen ser bastante nocivas tanto para ti como para la dinámica familiar.
Tras este nuevo escenario familiar, es natural que durante algunos años puedas sentirte distinta, perdida, o que tengas la sensación de que ya no eres la misma. El hecho de que sea natural no hace que sea más fácil transitar esos sentimientos y sensaciones, sin embargo saberlo puede ayudarte a bajar un poco los niveles de ansiedad y a tener una comprensión más profunda de lo que estás viviendo. Quienes nos convertimos en madres y/o padres, vivimos una transformación enorme de nuestra identidad (matrescencia y patrescencia), y al igual que cualquier otro cambio evolutivo (como la infancia o la vejez) pasaremos por él, independiente de que seamos conscientes o no, y de que queramos transitarlo o no. Es una transformación en 360 grados, que implica un nuevo escenario y grandes cambios que afectan tu cuerpo físico y todos sus sistemas, tu mundo emocional, social, laboral, vocacional, valórico y espiritual.
Burn out parental, contexto social y antecedentes previos de salud.
Por otra parte, el burn out parental es una realidad que viven muchas personas hoy y que es necesario tratar. Se presenta más frecuentemente en quienes tienen hijos de menos de 4 años (y más aún si alguien teletrabaja en casa), se caracteriza por agotamiento emocional y físico sostenido asociado a las tareas de crianza, pérdida de confianza en ti, sentimientos de ser una mala madre o padre, distanciamiento afectivo de tus hijos, y puede llevarte a un actuar negligente, reacciones violentas, o a vivir de manera automatizada, desconectada de tus sentimientos y sintiendo que nada de lo que haces tiene sentido.
El contexto social que nos castiga bastante como mujeres y madres, quitándonos derechos básicos de salud, previsión, trabajo y económicos, hacen que esta experiencia sea más difícil aún y nos dan un telón de fondo que no nos ayuda y cuya velocidad de cambio es más lenta de lo que podemos esperar. No podemos esperar que esto cambie para movilizarnos y recibir ayuda.
Otra cosa que suele sumar un importante grado de dificultad a esta etapa, el hecho de que quizás -hasta antes de vivir lo que hoy estás viviendo- eras una de esas personas que se consideraba completamente autónoma, independiente y autogestionada, que sentía que no necesitaba de nadie y/o que disfrutaba mucho o se jactaba de esa condición.
Así también como la presencia de otros aspectos propios de tu forma de ser y/o salud mental previa a ser madre o padre, que en esta etapa pueden gatillarse y potenciarse producto de lo desafiante de este periodo y de la inmunoneurovulnerabilidad en la que estás si fuiste madre biológicamente.
Cómo verás son muchas las condiciones que pueden estar afectando hoy tu salud mental, y sobran motivos para necesitar y buscar ayuda en esta fase de tu vida. Por tanto, si ante este escenario, hoy te sientes sobrepasada y sientes que no estás pudiendo sostenerte emocionalmente para llevar con un mínimo de calma esta etapa y cuidar/criar/acompañar a tus hijos de una manera saludable, es vital que busques ayuda.
Si quieres saber más acerca de cómo sobrellevar de mejor manera esta etapa de tu vida, te recomiendo este otro artículo que escribí para ti.