¿Tiempo libre?

¿Tiempo libre?

La “ociofobia”, un concepto que introdujo Rafael Santandrew, un psicólogo español que vió cómo muchas personas llegaban a consultar por la ansiedad y el miedo que les generaba el tiempo libre u ocio. 

Y te hablo de esto, porque también he visto a muchas mujeres con este problema.

Cuando saben que no tendrán “nada que hacer” por ejemplo en las próximas horas, colapsan.

No hay más mails que enviar, o reuniones agendadas. 

No hay mochilas o colaciones que preparar, no hay que llevar nada a ninguna parte.

Esto para ellas puede parecer una tortura. 

Cuando se enfrentan a unas horas de “nada”, o peor aún, a un día entero libre, entran en pánico y se agitan (internamente). Y esa inquietud que tienen dentro parece no poder callarse con nada. Y se convierte en un silencio ensordecedor. 

La sensación de libertad, o la posibilidad de no hacer nada “útil” o “productivo” se hace demasiado incómoda y desagradable, y las ganas de avanzar y hacer checks en la lista de pendientes parece ser irresistible.
Cualquier cosa para “hacer” (sobretodo si es para “ayudar” a otros) parece ser irresistible; trabajar, ordenar, mover los muebles de la casa, etc.

La sensación de vacío se hace tan grande que lo único que queda es escapar.

Escucho mucho sobre esa tan desagradable sensación de estar descolocada, o sin saber bien “qué hacer” y la necesidad de enrielarse rápidamente en “cualquier cosa” para suplir esa desorientación, vacío, o culpa.

Y claro, a veces es más fácil y llevadero aferrarse a lo que nos resulta más cómodo, a lo que conocemos y a lo que podemos controlar.

Y cuando esto pasa: 

– Te cuesta “sacarte” el rol de mamá (aunque otra persona esté cuidando a tu hijo, y estés consciente de que tu marido o amiga no es un hijo más al que debes alimentar o atender)

– No puedes dejar de ser productiva, aunque estés exhausta, el cuerpo y la cabeza ya no te de más

– No puedes dejar de dar instrucciones y organizar, aunque el objetivo central del día ya haya sido abordado. 

– No puedes dejar de ordenar y cocinar, aunque ya todos estén dormidos y mañana sea sábado y no haya nada urgente que hacer. Aunque estés a un sólo click de que llegue comida fresca y servida a la puerta de tu hogar.

Y es ahí cuando a veces -desde nuestra ansiedad y frustración- les exigimos e intentamos que los demás sean igual, que hagan algo. A nuestras parejas, compañeros e incluso hijos. 

Es comprensible que nos sintamos así, porque la sensación de vacío nos obliga a mirarnos, y muchas veces a ver y sentir cosas que no queremos ver o que rechazamos. El vacío devela lo que está ahí en lo profundo, y también lo que está pendiente en nosotros desde hace tiempo.

Pero estoy convencida de que también puede llevarte a ver cosas maravillosas, y que te da la posibilidad de apreciar los detalles, detalles que muchas veces dejas pasar y que pueden hacerte muy feliz. 

El vacío contiene la promesa de las posibilidades imprevistas y sorprendentes.

Y es así como la rutina nos entrega estos momentos llamados “lagunas” -como llamamos a esos lapsus de tiempo que tenemos desocupados entre una actividad y otra-, o “tiempos muertos” -que en realidad contienen el sabor y la vitalidad que a veces nos hace falta. 

Así también, tenemos periodos más prolongados como los días libres, las vacaciones (o “cansaciones” como las llaman algunos).

Cuando tengas estos momentos <<Nombre>>, deseo de todo corazón que puedas sentirte agradecida, mandes a volar la culpa y la sensación de que debes hacer “algo útil”, y que abraces lo que viene.

No hagas nada, observa, quédate inmóvil y observa lo que ocurre, siente lo que sientas, contempla los detalles. Siéntate un rato y deja que esa “nada” se vaya haciendo una cálida compañera durante esos minutos, o esas horas.

Permítete sentirte aburrida, sin planes, a la deriva, permítete sentirte niña.

Si estas palabras te hacen sentido, cuéntame:

¿Qué es lo que más te dificulta el poder estar haciendo “nada” durante un momento?

¿Qué te ayuda a sacarte de una vez por todas el rol de dueña de casa? ¿de mamá protectora? ¿de mujer preocupada de todo? ¿de súper esposa y profesional hiperproductiva?

¿Cuáles son tus momentos de ocio favoritos?

¿Cuánto tiempo pasas en silencio o solo “estando” con tu pareja o con tus hijos?

Un abrazo.

Mangeles